Compañía ha invertido unos US$ 40 millones en esta tecnología. Además, la implementación de estos procesos le ha ayudado a disminuir en un 70% los olores contaminantes en la producción de carne porcina.
En la búsqueda de una solución para eliminar las externalidades que produce la industria de la carne de cerdo, miembros del equipo de Agrosuper viajaron hasta Europa, para aprender sobre los tratamientos innovadores que les ayudaran a enfrentar las repercusiones negativas de su negocio. Y tuvieron éxito. Se encontraron con complejas procesadoras que no solo eran capaces de atenuar estos problemas, sino que además permitían recuperar cantidades importantes de agua apta para el riego.
En 2005, la compañía inauguró su primera planta tratadora de purines, a la que luego se fueron sumando otras. Así, tras una inversión cercana a los US$ 40 millones, actualmente cuentan con ocho de estas plantas, repartidas entre las regiones V, VI y Metropolitana.
Desde 2014 la empresa se ha enfocado en impulsar la innovación tecnológica de estas instalaciones, asegura el subgerente ambiental de la compañía, Martín Landea. Al principio, comentó el ejecutivo, no contaban con el tratamiento de líquidos, en cambio ahora gestionan un 70% del agua: 30% se utiliza en el lavado de pabellones y el 40% restante, para el riego de predios agrícolas. Todo esto les ha permitido ahorrar hasta un 40% del uso total de agua.
Riego y suelo: las otras opciones
Las instalaciones de la compañía también incluyen canchas de estabilización y biodigestores. Con la participación de cada una, los desechos de los cerdos entran en circuitos diferidos que les permiten obtener, por un lado, compost para la reestabilización de los suelos, y por otro, agua con un nivel de nutrientes óptimo para el riego de las plantaciones agrícolas. Al incluir esta segmentación y modernizar el sistema, incluyendo edificios cerrados con ventilación forzada, control absoluto de la humedad y temperatura, los olores se redujeron en un 70%, comenta Landea. Y de la misma forma, añade que lograron controlar la concentración de moscas atraídas por sus instalaciones.
«En un mismo proceso estamos haciendo algo más eficiente, más limpio, más amigable con el medio ambiente y más responsable con nuestra inserción en las comunidades. A la vez, estamos generando subproductos para el beneficio de nuestros vecinos en zonas rurales, que pueden reutilizarlos en la agricultura», sostiene Martín Landea.
El ejecutivo cuenta que las inversiones en estas plantas tratadoras irán en aumento durante los próximos años: ya hay cuatro más en vías de contar con la aprobación del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA). Una vez completado este trámite, las nuevas instalaciones procesadoras permitirán que entre el 95% y 98% de las cabezas de ganado porcino de la empresa tengan este tratamiento que alcanza hasta un 78%.
Fuente: El Mercurio
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