Política Nacional de Ordenamiento Territorial: tres reflexiones a considerar
El ordenamiento en el uso del territorio es un factor determinante para el desarrollo sustentable de los países, su población y sector productivo. Las políticas de ordenamiento territorial surgen en los países industrializados de Europa después de la Segunda Guerra Mundial, lo que provocó que hubiese un crecimiento armónico y eficiente entre las zonas urbanas, rurales y productivas.
Sin embargo, en el caso de Chile, esto aún es una discusión pendiente. Durante el año 2017 el sector público, a través de la Comisión Interministerial de Ciudad Vivienda y Territorio (COMICIVYT) desarrolló una Política Nacional de Ordenamiento Territorial (PNOT), la que contó además con la colaboración de un consejo consultivo de carácter privado, y donde ExpoCarnes participó como representante del sector agrícola. Hoy esta política se encuentra ratificada por la COMICIVYT para ser publicada en el Diario Oficial.
Si bien, el desarrollo de esta política es un gran avance en materia de la planificación efectiva y racional del territorio para su efectiva implementación en todos los sectores, existen tres puntos clave que deben ser subsanados. En primer lugar, esta política aún posee un persistente sesgo urbano, tomando como aspectos prioritarios la gestión urbana y de los asentamientos humanos, dejando en otro nivel de importancia a la certeza jurídica de las inversiones, lo que va en perjuicio de las actividades productivas que se realizan en las zonas rurales, las cuales tampoco cuentan con una definición clara y estandarizada a nivel legislativo ni político.
En segundo lugar, otra de las dificultades de la implementación de la política dice relación con su gobernanza, dado que se define a la COMICIVYT como cabeza del sistema integrado en las distintas escalas territoriales, pero al mismo tiempo, define que todas las decisiones serán definidas en estricto apego a las políticas, estrategias y normativas sectoriales, las cuales hoy en día están dispersas en numerosas reparticiones, en las cuales se observan duplicidades, ambigüedades y superposición de competencias. Esta situación deja poco espacio para el accionar de la Comisión, en un escenario que requiere de liderazgos claros, definiciones de competencias y mecanismos de resolución de conflictos.
Por último, no hay claridad respecto de la forma en que se llevará a cabo el seguimiento, monitoreo y evaluación de la implementación de la PNOT, lo que deja esta política a la deriva desde el punto de vista regulatorio y del control de su cumplimiento.
Contar con una PNOT es necesario para el desarrollo sustentable de los países y sus medios productivos, y en ese sentido aún existe una tarea pendiente, pues no solo basta con crear una política al respecto, también debemos ser capaces de hacer las correcciones necesarias y de manera oportuna.
Por: Juan Carlos Domínguez, presidente de ExpoCarnes, Asociación de Exportadores de Carnes de Chile A.G.